Ambiente Natural
¿Tierra del Fuego es una isla?
Tierra del Fuego fue el nombre dado a las tierras al Sur del Estrecho de Magallanes, sin saber cuánto más al sur se extendían. Actualmente este nombre es el que denomina al Archipiélago formado por la Isla Grande y cientos de islotes e islas menores hasta la latitud del Cabo de Hornos hacia el Sur. El nombre es el mismo a uno y otro lado de la frontera Argentino-Chilena.
La Isla Grande es la mayor de Sudamérica y se divide en dos partes a través del meridiano de 68º 36’que es el que corresponde a la frontera internacional y alcanza una superficie de aproximadamente 45.000 km2. La frontera continúa luego hacia el Este, acompañando la dirección del Canal Beagle, lo cual define como territorio chileno a todas las islas e islotes al Sur de la frontera, incluyendo Islas como Hoste, Navarino, Picton, Lennox y Nueva, entre otras.
Aquí decimos que la alta montaña está al alcance de los pies. Con muy poco esfuerzo se puede conocer un ecosistema, que en otros sitios está reservado casi exclusivamente a deportistas capaces de desafiar grandes alturas.
Los Andes surcan nuestro país en toda su extensión. En algunas provincias argentinas, “alta montaña” implica realizar desplazamientos de varias horas en vehículo, o tal vez caminatas exigentes, para sobrepasar como mínimo los 2.000 m. de altura y así llegar por encima del límite superior del bosque y encontrarse con ciertas especies de la avifauna y de la flora, o con huellas de recientes glaciares o aún con glaciares propiamente dichos. El ecosistema que se presenta a partir del límite superior del bosque es conocido con el nombre de “desierto andino”.
Las montañas de las inmediaciones de Ushuaia ofrecen acercarse a este ecosistema prácticamente para todo visitante que lo desee, casi sin necesidad de salir de la Ciudad. Por ejemplo, a apenas 7 km. de Ushuaia, y con ayuda de una aerosilla, es muy fácil aproximarse al Glaciar Martial, a poco más de 800 m. de altura. Sin embargo, no hay que descuidar todos los aspectos de seguridad concernientes a una salida de montaña, por lo cual te sugerimos consultar cuáles son las condiciones para que tu caminata o ascensión tengan garantizado el éxito.
¿Hay glaciares?
En el pasado nuestro territorio ha sido cubierto por los hielos, fenómeno denominado glaciación. Este es un proceso que comprende el origen, desplazamiento y ocupación de una superficie por una enorme masa de hielo o por un glaciar. Los expertos saben que este proceso se repitió varias veces en nuestra región a lo largo de la historia de la Tierra, pero cuántas veces se produjo es aún objeto de discusión, aunque se conoce con precisión el momento en que este evento se produjo por última vez. En los Andes Fueguinos hubo durante períodos de glaciaciones paisajes similares a los que hoy existen en la Antártida. En Ushuaia se aprecia el resultado de este proceso, que tuvo lugar por última vez entre 125.000 y 18.000 años antes del presente. Y en sus inmediaciones sobreviven pequeños glaciares, testimonio de aquel período, como el Martial.
Una vez retirados las masas y los ríos de hielo, la roca modelada desnuda sólo se vio acompañada por depósitos glaciarios y pequeños manchones o refugios de vegetación, que pudieron sobrevivir mientras convivían con los hielos y que fueron los semilleros para repoblar la zona, gracias a la delgada capa de suelo que iba formándose.
En los últimos 10.000 años se consolidó la cubierta de suelo y sobre ella se asentaron las primeras semillas de las plantas, conformándose posteriormente el bosque de Nothofagus o bosque subantártico.
¿Cómo es el bosque?
Una de las características más remarcables del bosque fueguino es que corresponde al bosque más cercano a la Antártida. También se lo llama comúnmente bosque magallánico o subantártico. Un rasgo sorprendente de los árboles que lo componen, principalmente del género Nothofagus, es su capacidad para vivir en condiciones sumamente rigurosas: una delgada capa de suelo (a veces no supera los 10 cm.), pendientes abruptas, expuestos a fuertes vientos, con ráfagas de más de 100 km/h en algunas oportunidades y una temperatura media anual (en la zona de Ushuaia) de 5ºC y precipitaciones que varían entre los 300 y 5000 mm. Se trata verdaderamente de condiciones extremas y allí crece este bosque de fagáceas, sirviendo de soporte a miles de otros seres vivos que forman este ecosistema de características muy peculiares. De las tres especies que lo conforman, dos son de follaje caduco: la lenga (Nothofagus pumilio) y el ñire (Nothofagus antarctica) y una es perenne, llamada guindo o coihue de Magallanes (Nothofagus betuloides). Además hay otras especies de árboles pero son mucho menos abundantes.
La especie sometida a aprovechamiento es principalmente la lenga.
¿Qué son las turberas?
Precisamente las turberas son los sitios donde se forma la turba.
Se trata de comunidades vegetales que ocupan los fondos de valles emplazados entre los Andes Fueguinos. Tierra del Fuego es el único distrito en nuestro país en el que ocupan grandes extensiones. Desde el punto de vista turístico nos interesan como componente del paisaje en cuanto a su aspecto estético, puesto que la variedad de colores y texturas que se presentan en las superficies de las turberas son sumamente singulares; mientras que desde una perspectiva más estricta, que al mismo tiempo también es turística, nos ofrecen la posibilidad de conocer organismos que solamente pueden vivir en esas condiciones: muchísima humedad y acidez, en un medio que podría compararse a un pantano, pero con mucho menos contenido de nitrógeno. Allí se presenta una serie de organismos que sólo pueden vivir bajo esas condiciones, entre los cuales se encuentran las plantas insectívoras de la región y únicamente observando la superficie de los turbales es posible encontrarlas.
Hay además una incipiente actividad económica basada en la extracción de este recurso natural, cuyo producto se comercializa principalmente para uso en agricultura.
El hombre en Tierra del Fuego
Martín Gusinde, quien convivió con los nativos y dedicó gran parte de su vida a la edición de la obra “Los indios de Tierra del Fuego” escribió:“El indio, libre, con hábil ingeniosidad, se ha sabido acomodar maravillosamente bien a ello. Ha sometido a su voluntad los escasos dones de la naturaleza y desarrollado sus dotes espirituales, también ha sabido crearse una riqueza interior”.
“Por horas y horas me sentaba en rueda con ellos [...] me esforzaba en deshacerme totalmente de la forma de pensar europea, de los juicios valorativos modernos y del sentir personal, para hacerme de comprensión y sensibilidad y poder captar un mundo conceptualsumamente particular. ¿No decía el Dr. Fausto: “Si no lo sentís, no lo tendréis jamás!”?.